lunes, 9 de mayo de 2011

Me pones en un aprieto porque prometí, no, juré, que nunca escribiría te amo en una de mis obras. Te lo puedo decir de otra manera. Te puedo inventar algo à la Cortázar o hablar de golondrinas como Bécquer. Te intersiento. Me subrojas hasta la costácea. Pero no me sale. Al final, supongo que un beso basta.

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