miércoles, 3 de marzo de 2010

El día

Hace tres días, ocurrió algo con mi carro: fue golpeado por uno más fuerte, más grande y más poderoso. John Lennon (mi auto), siendo un pequeño Beetle negro, no resistió mucho, y para mi más grande temor, hoy dejó de andar. Eran las 6:30 a.m. y yo ya iba tarde a la escuela. Pasé un tope--escuché ccjjjjjj--, pasé otro tope--el sonido fue más alto. Finalmente, después del tercer golpe, lo sentí: el radiador se había desprendido de John. El humo salía en grandes cantidades del cofre de mi carrito. El pánico se apoderó de mí. Ahí estaba yo, sola a media calle, a punto de perder mi examen de las 7. Me bajé de John y el guardia de la colonia acudió en mi ayuda. El guardia, eventualmente Juan Pablo--a quien yo debía recoger-- y yo orillamos mi carro. Partimos a la escuela, yo con un nudo en la garganta, y el despreocupado por el examen. Llegamos 15 minutos tarde al examen para el cual ninguno de los dos había estudiado. (Estúpida materia Emprendedora). Para terminar, mi carro pasará un largo mes en el taller y yo tendré que sobrevivir de raites. ¡Oh, las rosas del auto! ¡Oh, los buenos momentos!

A veces sólo necesitas

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!


...gritar :)

P.D. Sí, ésta es la primera de muchas entradas.